lunes, 31 de diciembre de 2012

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Quiero


La lluvia trae consigo las reminiscencias.
Quiero escabullirme de mi mismo, quiero sentir tus labios en mi espalda, tus dedos jugar con el gato y la flor. 
Quiero embriagarme con el aroma de tus cabellos y con tus pendejadas. Quiero sentir tu amor, quiero volver a quererte estrellar la cabeza contra el cristal de tus ventanas.

Otra en la boca.


Partí de nuevo. Quedose atrás el cúmulo de mugre y dolor que producí.
Libras de culpa al por mayor, gritó un señor.  Como cualquier fanático del drama, acepté su oferta sin chistar.
Con los labios manchados de otra, te vuelvo a recordar. Los dedos arrugados me recuerdan que no solo de perversión vive el joven. Afirmo de la misma forma que tampoco puedo vivir de amor, cariño y comprensión.
Despierto como autómata, hago lo que tengo que hacer, me revuelco con quien me tengo que revolcar, enamoro a quien tenga que enamorar, pero sigo recordando a quien no tengo que recordar.
Me jure no volverte a involucrar en mis letras, en mi mundo y mi pasión, mentí como lo he hecho muchas veces. Veo mis faltas y grito al mundo, que soy demasiado libre para estar con vos pero demasiado codependiente para estar conmigo por siempre. Mientras no encuentre tu reemplazo seguiré jugando a hijueputear.

10 de marzo de 2011, viaje en lsd.


Totalmente erguido y en la esquina de ese frío balcón, vió toda la ciudad a sus pies. Levitó brevemente por los focos de miseria, por las guaridas de comemierdas, los amplios campos del amor y por los monumentos de la ignorancia. La hermosa sensación de estar aterido lo dominó.
Esa noche roja no lo cambió, lo levantó y redimió. Al fin entendió que los acentos no tienen sentido, que las uñas se ensucian solas y que tener el pulso acelerado no es malo. Dejándose abrazar por la sucia tentación volvió a llorar, se relamió la cicatriz y se deprimió un poquito nada más por su nueva, aburrida y flamante felicidad.
Tu único amigo es el espejo. Todos los demás somos enemigos en almíbar, tus futuros detractores.

Principio de contradictorio.


Todo se resume en preocupaciones y lamentos. Caemos lentamente. El letargo se apodera del ambiente, sedado de la realidad, debo estar.
Preocupaciones crónicas, paranoia constante, temblores y miradas furtivas. Lamentaciones aderezadas de hipótesis masoquistas de índole carnal. Abril, jodido abril, me estás robando un mes de vida, vida que después desearé. Alimentemos egos si queremos sobrevivir.
Traicionemos las principales premisas del yo. 

Que revienten las agujas de la medición, que reviente todo. 

¡Vámonos a la mierda de una vez!

Simplemente no creo que lleguemos a los treinta. No lo imagino, fallará el físico o el metafísico (Ni endeble, ni Caicedezco). Ahorrémonos tanta mierda y apliquemos la celeridad procesal. 
¿Y si me dan ganas de seguir? ¿Estaremos demasiado avanzados para dar marcha atrás? Físico o Metafísico, cara o cruz, uno será. Oh deleitable y hermoso azar, se, me soprenderás.
(¿Escribir como ejercicio? ¡Que va! Cuando sea rutina, se acabó lo bonito.)

capsulita


Aderezos agridulces para tu diario vivir. Abriendo portones sellados, encuentro formas de torturas empolvadas. Hermosas gráficas que aparejan formas extrañas de amar.
Cápsulas de tiempo, guardaditos de recuerdos, cajitas de corazón

Fórmulas "ecuánimes" de resolución de conflictos. Marzo de 2011


Perdí dos veces el mismo día. Hundido quedé, herido salí.
Fórmulas ecuánimes de hijueputismo, controversias dirimidas con llamadas de media hora. Salen las letras, se acaban las gracias cuando nacen los versos.
Te escucho y siento que te tengo al lado parasiempre, te veo y te disfruto. Te quiero conocer y así reafirmar lo que se que siento por vos. No es un secreto mi extraña afición por el terrorismo emocional, la misantropía y el canje de eros y quisiera lamentarlo pero no puedo, sería mentirme a mi mismo. Lamento no ser ese sol que querés que sea, no ser ese figurín que se peina con raya al lado (las rayas van en la nariz).
Reprocho los alegrones, las calentadas de cabeza, la enfermedad visceral de la inseguridad, la ignorancia y el sobreproteccionismo. Soy una mala persona, una mala persona que te lee, siente y ama. Tenés primacía para gobernar en mi corazón, lo sabés, solo aprendela a administrar.
#somosunamierda

Desnudé el alma un cinco de mayo de 2011.


Ya no hay nada por hacer, todos los espacios sucios fueron pintados. 
La mugre fue cubierta por mucho maquillaje metafisicohijueputezcodeterceracategoría.
No puedo engañar ni al más nuevo, es evidente el asunto, todo es una mierda, porque asi lo queremos. Somos producto de fantasías culeras que nos alejan de quien en realidad somos.
Dejo de engañar a cada uno de los hijueputas que he inventado en mi, vámonos a la verga dijo el más sombrio, pensante y apaleado de los tres. 

07 de mayo de 2011

Pues sentado con la boca caliente leo los gráficos que adornan mis relucientes paredes. Tengo un bote de tu loción al lado de la mía (lo dejaste la última que nos revolcamos como cerdos), para que al menos puedan estar juntas nuestras feromonas. Me fuí y quise regresar, solo los idiotas por naturaleza nos vamos sin ser echados y regresamos sin ser llamados. La pena es grande, la frustración total, existen personas que nacen para perder, espero lo mío no sea así y sea una racha demasiado negativa y extensa nada más. Te suple el delicioso alcohol, la reconfortante marihuana, la fiesta y una que otra estúpida que le gusta regalarse. No me lees, lo se, por eso te digo que por estos rumbos, todo se cae a pedazos.

Otra carta de despedida. (Fornicio)


Mojarme los dedos en otro fundo pensando en vos, como ejercicio amatorio autodestructivo. Besar labios recordando tu aroma como preámbulo de la muerte. Quitar pantaletas nuevas como tortura al compararlas con las tuyas. Eviar mensajes reciclados como pérdida de interes del amor. Se pierden las ganas de amar, se pierde la necesidad de cuidar y lo único que queda son las ganas de fornicar. 
Reguemos nuestros jardines con agüita salada. Leamos las lamentaciones en palco de lujo. Avanzá, avanzá, avanzá, seguí y crece (pero ojalá y volteés que yo me encargaré de retornarte a tu camino), que yo me tomaré la tarea de documentar la miseria.

Regalados para desnudar(se)


El cerebro maquina rápidamente técnicas pseudo seductoras para meterte a mi cama. Para arrancarte cada uno de los trapos que tapan tu inmoral cuerpo. Se regalan desnudos, ofrecemos orgías y festivales paganos. 
Soy un esclavo de la entrepierna, adicto al placer, maldito dependiente. 
Mentimos, nos dejamos llevar, nos vemos para interactuar esta vez en tu habitación. Habitáculos pintados de blanco con manchas de humedad en el techo.
¡Que viva la calentura! Arenguemos y fomentemos el ejercicio del pecado capital favorito de la media. Apoyemos la lujuria de los doble morales que fingen castidad. Cojamos en nombre de ellos. Juguemos hasta que el cuerpo duela, cuando el priapismo dejé de ser divertido.  

Despertar y dormir más.


Las mejores letras salen al azar, de eventos aleatorios y consecuentes bromas del yo interno.
Piel lisa y tersa, pura como la droga menos adulterada. Sonrisa decadente, mirada penetrante que juega a ser inocente, figura que revienta la mente más pulcra. Así te ví mientras me revolcaba en mi cama. Vos a miles de kilómetros, enamorándote más y más y yo acá fantaseandote más y más con las manos en posición censurable.
Aroma dulce, delicado y soñador que le gusta jugar con mi esencia fuerte, penetrante y áspera. Diferentes, que se fantasean frente el monitor.
Voz dulce que se queja de durar dudando, corazón caramelizado de anonimato y privacidad. Sabés o al menos sospechás que por estos rumbos se te quiere desnudar y apreciar encerradita en mis paredes manchadas de frases absurdas. Olvidate del amor, el amor no te dará nada más que las dudas que te asaltan anunciando el inicio del final, dejá de amar y dejate lujurear. 
Tengamos esa hermosa danza, amalgamando nuestros aromas diferentes y característicos para que así muera una nebulosa por culpa del derroche de placer. 
Un gusto verla brevemente en mis sueños sucios, me estimada señorita.

...

De quien menos había sospechado era de si mismo, ¿como podés hacerte tanto daño sin siquiera quererlo y peor aún, siquiera recordarlo? Al verse en el espejo, entendió su extraña facilidad para ser un hijo de puta. No es algo que quisiera, mucho menos algo que deseara, pero como dicen las abuelitas por ahí; Dedicate a lo que se te facilite. Contra dicho juicio de valor no caben impugnaciones ni revisiones, solo lapidarios sentimientos de congoja. Pues no tengo otro camino que dedicarme a ese extraño y poco comprendido arte del terrorismo emocional, díjose sin dudar lamentándose por última vez.

Compañías divertidas

Llegaron de repente y sin aviso, su presencia era fuerte y un poco molesta para los demás, no importó. 

Se vieron a los ojos, planearon sistemáticamente la mecánica y sus víctimas. 


Conforme todos se atragantaban  sus delicadas viandas y perfeccionaban el arte del Hedonismo, la hermosa S cabildeó con la delicada L que tenían que corromper al pobre y desdichado P. 


Todo fue una enorme componenda de esas hermosas putas y el taimado hombrecito tímido e inseguro quedó como otra víctima más de las letales circunstancias. 


Pobre Pudor, cambio de color cuando notó su nueva afición al sexo grupal gracias al sensual y delicado baile de Lujuria y Seduccón.

Inocentes preguntitas con lógica respuesta.


Disfruto iniciar mis relatos con interrogantes, para tratar de desenmarañar toda la la mierda que tengo anudada en el tórax. Lo medité mucho, lo esperé y lo aguanté. Todo lo que mal inicia, mal termina, no podemos engañar multitudes fingiendo sonrisas nada más. 
Lo siento señorita, no puedo mentir, no puedo negarle que la quiero a mi lado, que quiero llenar mi nariz de su suave y tímido aroma. ¿Porqué no puedo decirle que no, aún sabiendo que solo juega conmigo? ¿Acaso seré muy débil ( o dependiente)? ¿Como puedo hacer para borrarle poco a poco su rastro en mi vida? ¿Sería viable dilapidar la billetera, llenar el coco de coca, darle trabajo al hígado con cantidades infames de alcohol, agarrar huevos y matarla de una buena puta vez? ¿Será todo esto una cagada del karma? ¿Son señales de mi demencia y desprecio por la vida y lo risueño? ¿Porqué después de estos encuentros usted se encuentra incólume, mientras yo le grito al cielo que me lleve en un arrebatamiento? 
Tantas interrogantes, tanta basura por sacar, tantas letras por vomitar. Señorita, creo que en este momento la mejor decisión que podemos tomar es volvernos a ignorar.

Lamentablemente


Lamentablemente no soy hermanita de la caridad, no tengo un alma llena de felicidad, soy un desgraciado resentido.
Lamento no poder derrochar amor y ternura, lamento no ser ese hijo de puta feliz que todos los amantes de dios quieren ser.
Si, soy un maldito amargado, un desgraciado que odia recibir visitas, el infeliz que prefiera pasar tirado frente el televisor viendo futbol, harto de tanto humo de marihuana que ir a un maldito centro comercial.
Lo siento queridos amiguitos, no soy un pan de dios, soy un maldito marihuano, amante del vicio y hermanado íntimamente con la pereza y lujuria.  
Odio salir de mi cascarón, odio tener que poner una sonrisa tan falsa como billete de monopoly.
Lamento tener que decir esto, pero no puedo desearle alegría y felicidad a todos los pusilánimes que me rodean, al contrario, les deseo peste y desolación en sus alegres corazoncitos.

¿Te veniste?


Fijo mi mirada en lo que por un momento fuiste.
Te digo clara y directamente que sos una puta, una mujer desgraciada y una drogodependiente. Nunca pensé que mis halagos fueran a enamorarte más de mi.
Me enamoré de tu falta de vida, de tus odios y fobias. Rindo culto a tu mirada cansada, a tus manos maliciosas que saben regalar placer, sos mujer.
Nada pudo enamorarme más que tu apatía e indiferencia por lo lozano y fresco. Sabés que sos fábrica de vida y que tenés un don por crear y me encanta realmente que lo negués. Pudiendo crear te dedicás a destruir, Imposible encontrar forma más hermosa de gritar tu libertad. Verte inhala fiesta, destruir tu vida y las de tus satélites me quitó varios suspiros del corazón.
Me encanta que seas una maldita desgraciada, lo sabés y no podés disimular el placer que mi admiración te genera.
Si, si, si, me quedo corto adornando tu maldito ego. Porque como decís, nunca nadie está servido ni se tiene suficiente.

Decime.


No se esbozar sonrisas, no se recibir halagos, no se como dejar de desconfiar.
No soy infeliz, solo soy yo, solo soy un amargo, un pequeño punto amargo rodeado de ignorancia y felicidad plastificada.
No recuerdo la sensación de felicidad plena y alegría duradera, no, no lo recuerdo.
¿Que se siente estar rebosante de calidez? Explicámelo, decime, que se siente, porque yo no lo recuerdo.
¿Que se siente caminar y tener el sol de frente y sonreír? ¿Que se siente esperar algo con ansias supinas? ¿Que se siente caminar tomados de la mano y con una sonrisa enorme? ¿Que se siente querer vivir hasta los cien años? ¿Que se siente tener esperanza en que todo mejorará?

Hijos de mil putas.

Recuerdo su mirada triste, su decadente caminar, su vacia voz. 
Todavía hay restos de tu existencia en mi bunker, en donde parapetado en silencios suelo recordar cuando laconicamente dijiste: ‘Te amo hijo de mil putas’ y jamás te volví a amar igual porque no te volví a ver.

Quisiera.


Quisiera caminar sin ser visto, elevarme en los momentos divinos y ser muy visible ante la Santa Muerte.
Quisiera poder tener ritmo, capacidad para reir sin control, la fuerza para terminar todo lo que empiezo sin lamentarlo, la frialdad para mantener la mirada cruel que mata de lejos, huevos para poder decir si y no cuando me da la gana, el corazón virgen para poder volver a amar con intensidad, quisiera ser normal para poder pasar desapercibido ante los normales.
Quisiera ser plástico para no llorar, ser un hijueputa para no lamentarme, un idiota para no recordar.
Quisiera tener talento para llenarte de letras lindas, de prosas sublimes que te hagan ruborizar, de versos que te hagan lubricar el corazón.
Quisiera ser fiel para no poderte dañar, quisiera no ser yo para volver a intentar, pero sobre todo lo anterior, quisiera ser un poco más imbécil para estar a la par y vos me pudieras amar.

Tratado de porquería.


No es necesario articular enunciados cargados de maldad para cometer terrorismo emocional, no es necesario ejercer presión psicológica para destruir la integridad, basta con el silencio, sí, créanme, basta con el silencio frío y visceral que solo la indiferencia puede concebir.
La indiferencia como principal mecanismo de ofensiva, destruye todo a su paso, lenta y progresivamente, no hay herramienta destructiva como ella. Llave macabra de manipulación que hunde las naves, modifica los limites de tolerancia, tumba las barreras de contingencia más fuertes que podás levantar.
En síntesis la indiferencia junto a la necesidad, son los valores primigenios de la destrucción del yo, la defenestración de la más pura esencia humana, suplanta nuestra voluntad, por viciosa voluntad del ente manipulador.

Idiotas, autofelaciones y putillas coqueras.


Todo empezó el día que dejó de llover, después de infinidad de noches y mañanas lluviosas. Con el sol inclemente y las ventosidad propia del mes, decido ir a drogarme como de costumbre, con la pequeña diferenciación que esta vez fue en un paraje desolado. Sentado junto mi séquito de comemierdas armamos un círculo de comentarios machistas, subidos de tono, misógino y enamoradizos. La charla no daba para más, decido embrutecerme un poco más y leo absurdidad en twitter, no habiendo más cosas divertidas por comentar, alzo la voz y menciono lo que leo: “Uno de cada mil hombres es capaz de autofelarse”.
Terminando la instructiva lectura inicia el infaltable debate, la yuxtaposición de ideas concretas y fundamentadas con comentarios propios de enfermo mental.
Yo me la chuparía felizmente dice el gordo, jodete contesta el jorobado y váyanse a la verga responde el alcohólico.
En mi cabeza retumban sus comentarios mientras trato de descifrarlos y trato de leer entre líneas lo que cada quien expresa como el más vulgar de los limpiabotas de mi ciudad.
Pasan los días y llega la tan ansiada oportunidad de calmar el reloj biológico del desenfreno.
Llega la coca, la mota, el alcohol, las sweet quinceañeritas y por arte magia renacen las parafilia que cualquier abogado de 24 años pudiera tener. Veo mi entorno y me lleno de alegría viendo a mis tres compinches metiéndose coca de las tetas de una desgraciada, mis niños es lo único que les alcanzo a susurrar.
En medio de lo frenético del asunto, de mi desnudez emocional, logro verla a los ojos y ella lo nota perfectamente, concatenación de miradas, seguidilla de comentarios, falsas promesas hacen que brote una pizca de humanidad en mi podrido corazón.
Abandono a los demás desgraciados, los veo de reojo, me froto las manos como asesino de gatitos viendo una nueva camada.
Con la mirada torba y mis manos delicadas que únicamente saben firmar emprendo la tarea de desnudarla del corazón. No entiendo mis razones, pero disfruto mucho más de saborear su ínfima y desgraciada personalidad que de fornicar sus formas hechas para tal motivo.
Pobre desgraciada, es tan afortunada que existan hombres como yo, que prefieren experimentar con lo absurdo. Finalmente asqueado de escuchar tanta imbecilidad, decido dejarla y largarme a mi cuevita para corroborar sino soy uno de esos afortunados que se pueden autofelar o formo parte del montón que no puede realizar tal hazaña.

Besitos en la frente.


Los momentos más intensos que he tenido trato de no recordarlos, los momentos más tristes que he tenido los llevo dentro de mi bolsón emocional y los husmeo de vez en cuando. 

Eventos macabros patrocinados por fantasmas que marcaron mi vida.
Con la mirada fija y fría puedo musitar que cuando tengo la cabeza bien amueblada no me interesa nada en letras, que no quiero nadar en prosas, que me sobra estabilidad y tengo un déficit enorme de normalidad y me mezclo con facilidad en cualquier hábitat ordinario. ¿Raro, no? Algo inexplicable para este ser con magnetismo natural para los trastornados. 
Cuando soy sincero me presento como imagen que te genera acidez, lo sé; lo siento y lo disfruto.

Las palabras sobran y debés entender que los besos más sinceros (te) los he dado en la frente, si, sos quien más de esos ha recibido, pero no te sintás especial porque  trato de no recordarlo  ya que soy una nómada del corazón.
Besitos en la frente para vos.

Piedrita percudida. 24 de febrero de 2012.



Nací en una tierra caliente, me críe entre limonarias, palmeras y conacastes. 
Corría en círculos en mi prisión del confort, alimenté con mi soledad infantil y mis lecturas mi miedo por lo cotidiano, me enamoré de mis amigos imaginarios, guardé infinidad de datos absurdos con los que me asombraba en mi curiosidad. Me alimentaba de notas geográficas sin conocer lo necesario de mi ciudad, era un niño preso en casa.
Entendí que ser diferente a los demás es suficiente para ser exiliado en el más crudo de los ostracismos. Querer ser yo es el pecado capital para un niño que sueña todo el tiempo mientras los demás juegan a socializar. 
Crecí aislado, envejecí siendo un niño, nunca fui un niño.
Entendí que soy un monito, un asidero para alguna desequilibrada, entendí que el amor visto desde los ojos rasgados de una dama es muy diferente a lo que consideré amor. Consideré que el más sincero gesto de amor es alejarte de esta piedrita que no sabe rodar acompañada.
No tengo miedo de estar solo, siempre lo he estado, siempre he sido un solitario, siempre he sido íntimo con las creaciones de mi distorsionado cerebro, amiguitos que me acompañaron cuando no era más que una piedrita.
Ahogué el corazón, maté las necesidades de querer ser como los demás, no puedo ser como vos, no quiero ser como vos, no intento ser como vos. Sigo siendo ese niño solitario de piel percudida que habla solo, imagina mil y un escenarios imposibles y que prefiere odiar en silencio que gritando a los cuatro vientos la puerilidad de sus logros.
Pues ahora volteo y me doy cuenta que en un cuarto de siglo no he hecho nada, he desperdiciado una vida siendo un solitario, he disfrutado tirar por la borda mi vida, he aprendido más que nadie estando solo con mis fantasmas, sus consejos no serán los mejores, pero son los míos y lo valoro. Lo único que he hecho por los demás es tolerar, lo cual ya es demasiado.

Usted quiere. 19 de agosto de 2012.


Juega a ser una dama con este remedo de humano, pretende ser importante frente este incógnito desgraciado, quiere sobresalir ante este desadaptado, quiere, quiere, quiere…

Usted desgraciada hija de puta que ha reventado mi corazón en infinidad de ocasiones; usted que sigue morando en mi ser; usted producto de la plástica sociedad sigue siendo la principal estrella de mi mundo onírico; usted desgracia de mi corazón sigue siendo la razón de mis letras cargadas de amargura y frustración.
Prometí no volver a escribirle una puta línea pero no pude, ahora las líneas me las inhalo cuando me caigo de borracho y quiero seguir suicidándome por abonos.
Desde que empecé a embrutecerme con las líneas que evito escribirle mi cerebro se descompone más y más pero maquina mejor mientras espera encontrar la forma de matarla de una buena vez. 
Solo espero que ya deje de aparecer, que deje jugar a estar y que deje de joderme, por favor prometa que no volverá a hurgar el hormiguero de mi corazón y yo le prometo no volver a sabotear mis relaciones amorosas para así poder hundirla en un cúmulo de tangas estadísticas que he robado de otras desgraciadas con el corazón roto que llegan a regalarse a mi cama.

Crónica conformista de un 21 de agosto de 2012



Abro los ojos gracias al calor endémico de la costa sur guatemalteca. maldigo mi vida un par de veces antes de saltar de la cama, camino hacia el lavabo y veo mi prieta y demacrada cara en el espejo, trago un poco de agua y procedo con el resto de irrelevancias higiénicas que debe cumplir cualquier individuo. Procedo a adentrarme en las noticias del país y lamento otra vez haber despertado, digiero la noticias con un poco de café soluble y decido internarme en la cocina, me preparo un par de chácharas cuya única finalidad es que no muera de inanición.
Terminado todo el ritual de la mañana, salgo a la tienda a comprar unas cuantas cervezas y me siento frente el monitor para intentar escribir sobre sindicatos, incidentes de terminación de relación de trabajo y otras ficciones más. El día avanza y mi frustración crece al mismo ritmo en que se me dificulta plasmar coherencia en los análisis jurídicos chapurreados que se me ocurren. Decido que ya fue suficiente mierda, guardo las pocas líneas que avancé en una memoria usb (Sería genial tener un aparatito de esos para extraer cuestiones molestas de nuestro disco duro, pero no, no existe), sigo lamentándome sobre mi existencia mientras hilvano mil ideas hermosas e inalcanzables. Tomo mi libro y salgo apresuradamente de casa, no quiero regresar en un lapso prudencial, quiero otro poco de autoexilio para no terminar matando a alguien que no sea yo.  
Espero el bus que me sacará de esta sucursal infernal y que me llevará a la embajada del egoismo e indiferencia, subo al bus haciendo el típico examen clasista que realizamos los guatemaltecos tratando de adivinar quien será el hijo de la gran puta que me asaltará y le llene de plomo el cuerpo a algún afortunado. Tengo miedo de tres fulanos quienes resultan ser tres pela gatos más que se dedican a hablar sobre fútbol guatemalteco, al mismo tiempo que fanfarronéan de las fornicadas épicas que le dan a las desgraciadas de sus amantes (¿Por qué contarán  las aventuras sexuales que tienen con sus amantes y obvian a su pareja “titular”? Personalmente preferiría hacerle cuanta cochinada se me ocurra a mi pareja y no estarme metiendo con alguna furcia, pero bueno, esos son otros veinte pesos en la disertación), cierto no tienen armas pero eso no le quita lo horrendo e hijueputa de su existencia. 
Llego a Guatemala y veo a una anciana vender periódicos mojados, siento lástima de su desdicha y le compro un periódico que termino tirando en el basurero, espero que llegue el bus que me saca de la terminal de buses. Al fin aparece el bus verde y decido sentarme atrás del conductor, saco mi libro y continuo mi lectura posmoderna mientras siento una presencia a mi lado en lo que antes era un asiento vacío. Volteo a ver y es una chaparra con los cabellos negros y lacios más oscuros que mi conciencia, la veo sacar un libro de su bolso y empezó a leer (Soy de esos que tartamudea cuando una dama le gusta ademas que soy de esos desgraciados que prefiere continuar su lectura así mismo no me gusta interrumpir a los demás cuando tienen un libro frente sus ojos) entonces entiendo que debo sacar mi libro y continuar pudriendo mi psiquis. El trayecto es lo suficientemente largo para que termine un cuento y sé que debo pararme para bajar en la parada de bus que me corresponde…
Me levanto del asiento, camino apresuradamente y antes de salir volteo a ver a la chaparra de cabellos azabaches. ¡SORPRESA, la desgraciadita me ve fijamente y no hay forma de evitar el contacto visual! La veo intento dibujar una sonrisa en mi amargado rostro y la mini ninfa satánica me devuelve la sonrisa, intento regresar a su asiento cuando un gordo desgraciado me empuja para salir del bus y se que la etapa procesal indicada para entablar contacto con ella ya había fenecido.
Así fue como  un gesto pequeño hizo mi día, alegró mi lunes y me bastará para no preocuparme de que hacer con mis odios durante la semana. Llámenme  conformista, huevos de agua y lo que quieran, pero soy un hombre de gustos simples, me conformo con poco para que todos puedan tener un poco de tanta miseria, me gusta ser así, me gusta embriagarme con sorbos de placer.

Disyuntivas.

Existen dos clases de hombres.

Están los caballeritos de camino al lado izquierdo del cráneo, con cabellos engominados, pantalones planchados con quiebre al medio, zapatos lustrosos, ego infinito, amor por la pasividad y una infindad de cuestiones que realmente ignoro y dudo poder llegar a conocer.

En la otra esquina estamos los desaliñados, los boca sucia, los impresentables.

¿Querés estabilidad, felicidad y una familia de cinco (un par de hipotecas y una vida feliz al lado de un enclosetado)? Pues en ese caso ahí están ellos que son mayoría.

¿Querés momentos raros y aleatorios? Acá estoy tratando de vivir intensamente junto con los de mi clase.

Carta para mi primer amor.

Fría luz amarilla.

Oscuridad cortada por tu preciosa luz.

Sabés que te he admirado siempre.

Esa enferma obsesión de tener un hijo poeta hizo que te recitara letras que no comprendí, que te dedicara uno de mis más grandes ridículos y que recuerde por siempre mi diminuta existencia tratando de articular rimas ingeniosas en honor a tu naturaleza cósmica y satelital.

En el final de este calendario gregoriano te veo de frente. 

La carretera es infinita pensando en besos, luz, amor, compañía y fría luminosidad, me encanta verte así sin importar si estás amarilla, azulada o platinada.

Siempre dirigiste mis pasos, mi frenesí, mis errores y mis mejores historias. 

Aquel lejano beso bajo tu luz, ese viejo y enfermo amor con quien compartíamos esa afinidad hacia vos, aquella noche fría frente un lago donde fuiste testigo de mis lágrimas de paz. Sabés que mi naturaleza nocturna dictaminó que siempre estaremos juntos mientras esta piltrafa de vida terrenal no me permita emprender el viaje cósmico a tus frías y grises dunas.

Me marcaste tanto que quiero una mujer como vos; nueva, redondita, llena, creciente y menguante, de ojos enormes, con marcas visibles que la hagan única, como vos.

Te dejo estas líneas simplonas bañadas con tu amarilla luz para que siempre recordés a aquel niño de seis años que declamaba con pasión: "¿Qué tendrá la luna cuándo está sola?"

jueves, 20 de diciembre de 2012

sesentones.

La rockola vomitando frenéticamente musicón de Chepe Chepe empezó a marcar el inicio del fin de la dignidad de los tres viejos tigres. Los envases de vidrio marrón fueron atiborrando la mesa, los platitos plásticos con carne de dudosa procedencia fueron sustituyendo las bolsitas con manías y las tapitas con sal de paloma, todos unos derrochadores los hijueputas de la tercera edad.

Haciendo un recorrido por los grandes éxitos de cuanto cantante depresivo de décadas pasadas podás imaginar, por los recuerdos de las viejas caseras, de las riñas juveniles y las movidas corruptas de su paso efímero por la política provinciana fueron perdiendo los pudores y se abrieron frente el joven intruso.

Pobres ancianos aciagos pensaba mientras musité comentarios de aprobación tan falsos como vos. Noté que la convivencia intergeneracional no sirve para unificar, no funciona para fraternizar, no funciona simplemente. Existen brechas tan grandes que ni el mismo amor por la decadencia pueden unificar.

Pensé que tal vez nuestras diferencias nos hacen similares por razón de la tristeza pero no, simplemente no, el diablo es diablo y punto pero el viejo es viejo y ese ya es un punto a su favor, su vejez, su falta de fuerza, su desgracia, su lógica pusilánime, su vicio añejo, su tristeza, su experiencia, simplemente su vejez.

Harto de escuchar tanta historia repetida me levanto y altero el orden natural de las cosas manoseando la rockola y regreso a mi lugar frente el más endeble de los tres tristes tigres ancianos y lo veo llorar y en ese momento entendí que me ya era uno de ellos pero no me transformé porque siempre he sido decadente y de corazón triste. Sus acompañantes lo tomaron de la mano y le recordaban que no fue un mal esposo para su muerta.

"No te ahueves vos, siempre fuiste buen esposo", "Tranquilo mano si todos tienen caseras, eso no te hace mal hombre", "Hay ya vas vos lastimándote, no sos el primero ni el último en tener hijos de patio", "Nombre vos ya dejá de mortficarte que tenés doce años con tu casera, llevátela a tu casa y se feliz con ella" Mientras los dos aleros vomitaban eseñanza de vida medtaba que hacer al respecto. Terminé mi vaso y no tuve más remedio que partirle la cara al viejo más triste de los tristes para que llore por su esposa fallecida, por sus malas decisiones y que al día siguiente se vea el hocico partido y que la cicatriz que le regalé le recuerde por siempre cuanto lloró ese día y acepte que si fue un hijo de la gran puta, que actúo mal y que de malos amigos y aduladores está empedrado el camino a la más severa depresión.