sábado, 26 de febrero de 2011

Tus últimas letras I.

Siempre inicio con interrogantes, ya no. Hoy iniciamos con negativas masoquistas.

No tenés el monopolio de mi placer sexual (primer dardo envenenado).

Lacónico, no te busco para coger, no te busco para que me besés, no te busco por perversión, que ya todos sabemos que de eso careces (primer halago, supongo).

Te busco por esa cálida sonrisa que me recuerda que después de todo no soy “tan pura” mierda. Te busco por esos apretones de manos que reflejan amor, te busco por esos susurros que me animan ha no desmayar. Me voy como vine, por la puerta de atrás, me voy como vine, enredado en otras faldas y manchando todo a mi paso.

Que faltó algo acá y un poco allá, ya me la pela. Cierro los puños, tiembla la voz, caen las miradas, líquidos que van rodando.

Nunca quisimos lo mismo, nunca. Solo nos acompañamos, nos repartimos las tristezas, nos cargamos hombro a hombro cuando más nos necesitamos, ¿pero acaso eso no es lo que las demás putas llaman amor?

Mis ausencias al fin te cansaron, mis constantes desapariciones. Esos momentos donde te abandoné, si, esos momentos cuando me fuí de putas.

Hoy regreso buscando premio alguno que se que no recibiré. Aparezco como el paladín del corazón (de segunda mano). Me voy, me voy.

Gracias, supongo.