Sexo de fantasía.

Observando la comisura de tu boca me dejo llevar por sueños frenéticos en donde juego a dominar tu estilizado cuerpo de mujer pequeño burguesa.

Fantaseando con todas las aberraciones a las buenas costumbres que te quiero infligir me hundo en paranoico amor de fantasía.

Notás que sueño con tu dentadura en mi espalda,
que muero por tus piernas al rededor de mi cuello
y tus tacones sobre mis hombros.
Por eso te digo que esa boca que me hace suspirar no es tuya y menos mía; esa boca es nuestra.

Puedo

Puedo verte sin dolor

Puedo recordar sin rencor

Puedo destruirme sin agraviar

Puedo tenerte medio carbonizada

Puedo ignorar las indirectas señales de humo

Puedo hacer esto y más porque ahora le temo a otra mujer.

Maldita seas.

Sos mi compañera, sos mi guía, sos la redentora de mis miedos, sos la oscuridad de mi luz, mi yo, mi esencia

Sos mía, sos solo mía y te encierro cuantas veces me de la gana

Te uso, te toqueteo y te masturbo cuantas veces se me antoje

Te abrazo y no te suelto porque estás conmigo desde que nací y aprendí a quererte

Aprendí a vivir con vos, aprendí a tolerar a los que dicen que tu compañía es linda

aprendí a vivir con vos maldita.

Maldita seas tristeza mía.

Como los peces.

En esta gris y policlimática ciudad fui derritiendo mi esencia por poquitos, por pushitos, por abonos

En esta misma silla medité, deformé vidas, aceleré levemente los pasos de la inexorable y eficaz niña blanca

En esta misma tristeza quise abandonar todo lo que me ha reconfortado


¿Cuántas historias tristes existen en las miradas que cruzamos día a día?

¿Cuánto dolor enterrado en lo cotidiano?

¿Cuántas cosas hemos guardado en los espacios más oscuros del corazón por la terquedad de querer seguir avanzando?


No es necesario seguir, no tenés que encender la luz para poder ver tu entorno; algunos sentimos sin ver y nos movemos en la oscuridad con la misma gracia que los peces tienen para hacer suyo el mar.