Soy de esos individuos que
decidieron jugar en los jardines de la introversión.
Camino como si me tambaleara,
nunca fuí de armas tomar y pienso mucho más de lo que actúo pero todo debe
tener un límite, incluso los límites deben tener límites (Mi lado leguleyo y dogmático
se carcajean en mi cara cuando digo estas pendejadas) razón por la cual he
decido DEJAR DE TENER MIEDO.
Me lanzaré al agua sin antes
medir la profundidad, escalar sin antes haber estudiado una forma de bajar y
abrazaré mis ideales tan fuerte que terminemos fundiéndonos en una amalgama de
carne y sentimientos. Lloraré sin pena, diré lo que siento y diré NO cuando me
apetezca.
Quiero cambiarlo todo, necesito
cambiarlo todo, intentaré cambiarlo todo para morir con una sonrisa y saber que
sudé lo que tenía que sudar, que llore lo que tenía que llorar y que mi sangre
pueda regar las flores que vendrán después de mí, de vos y de nosotros.
Haré un espacio en mi oscuro baúl
para que no estorbe a mis viejos amores, mis relaciones tormentosas y mis
desequilibrios. Guardaré en lo más profundo de mí ser el miedo
porque quiero vestirme como obrero de sueños para morir con una sonrisa enorme
de satisfacción.
Ya no temeré porque quiero ser
feliz, ya no temeré porque quiero vivir sin ser preso de mí.
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