lunes, 24 de junio de 2013

Miedo.

Soy de esos individuos que decidieron jugar en los jardines de la introversión.

Camino como si me tambaleara, nunca fuí de armas tomar y pienso mucho más de lo que actúo pero todo debe tener un límite, incluso los límites deben tener límites (Mi lado leguleyo y dogmático se carcajean en mi cara cuando digo estas pendejadas) razón por la cual he decido DEJAR DE TENER MIEDO.

Me lanzaré al agua sin antes medir la profundidad, escalar sin antes haber estudiado una forma de bajar y abrazaré mis ideales tan fuerte que terminemos fundiéndonos en una amalgama de carne y sentimientos. Lloraré sin pena, diré lo que siento y diré NO cuando me apetezca.

Quiero cambiarlo todo, necesito cambiarlo todo, intentaré cambiarlo todo para morir con una sonrisa y saber que sudé lo que tenía que sudar, que llore lo que tenía que llorar y que mi sangre pueda regar las flores que vendrán después de mí, de vos y de nosotros.

Haré un espacio en mi oscuro baúl para que no estorbe a mis viejos amores, mis relaciones tormentosas y mis desequilibrios. Guardaré en lo más profundo de mí ser el miedo porque quiero vestirme como obrero de sueños para morir con una sonrisa enorme de satisfacción.

Ya no temeré porque quiero ser feliz, ya no temeré porque quiero vivir sin ser preso de mí.



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