jueves, 19 de noviembre de 2009

de guaros y putas amistades.

Y los dos cerdos ateridos bebían sin parar.
Cagándose de risa notaron que lágrimas caían de lleno sobre los vasitos con alcohol.

Se torturaban los mugrientos amigos, se solidarizaban entre si.
Atragantándose con penas y frías mortajas notaron que su aura de autodestrucción les inflaba el ego y les mataba el amor propio.

Esta vaga solidaridad empuja a consumos extraños que no llenan los vacíos pero sirven para podar la maldita mata de la desazón.

Las terapias no alcanzan y se mueren las cosas agrías con las que la compañía juega a entendernos.

2 comentarios:

  1. jajaja esa mierda me recuerda beber y filosofar con vos, un circulo vicioso de miera.
    -Me siento mierda, esa pizada no me merece.
    -Chupemos, las pizadas así no valen la pena, que coman su mierda.
    -Me siento a verga, la voy a llamar.

    jajaja.

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  2. hahahahahahahaha! a huevos! si esto fue real! una charla de esas autodestructivas donde recordás putas que ya no tenés que si quiera recordar!

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