Se ahogan en un vaso con agua,
carecen de paciencia y de mecanismos de gestión furibunda, se acercan hasta
tocarse el corazón y después se alejan queriendo olvidarse en segundos, se
cuidan y se preocupan uno por el otro, discuten por sandeces, divagan
extensamente por boberías y finalmente se desnudan el alma antes de pensar en
las consecuencias.
Los Solos, así se le conoce a esa especie rara de amantes que deja su zona de confort y guarda en el closet
emocional a su amiga soledad cuando
encuentra a otro de su especie. Dicen que los solos no existen pero yo creo en ellos, los he visto, escuchado y
sentido. Esas criaturitas son como sombras de amor, pululan en lugares
decadentes, se rodean de extrovertidos y no los reconocés porque se
esconden bajo un gabán de campechana
jovialidad. Dicen que nace uno cada
cuatro meses y veintisiete días; si atendemos la frecuencia de las fechas
diríamos que son muchos solos los que andan vagando por ahí, pero recordemos
que bajo ese espeso camuflaje es difícil (hasta para ellos mismos saberse solos) dar con un o
una sola.
Pobrecitos los solos sus capacidades para soportar los iracundos embates de la tristeza están sobredimensionadas, ellos también quieren querer pero como cebollitas emocionales que son, esconden su núcleo entre capas y capas de fragancia, sabor y color que atraen a los extrovertidos confundidos. Me consta que Los Solos no son malas personas, pueden ser solidarios, cariñosos, entregados y amorosos cuando les nace serlo, de igual forma al sentirse amenazados o agraviados sacan a relucir sus armas de destrucción emocional, son unos loquillos estos solos.
Si vas a salir a la calle a buscarlos por sus características físicas mejor ahorrate el esfuerzo porque hay solas con tímidos ojos oblicuos, manitas estilizadas, labios delgados, altas, con oscuros cabellos rebeldes que se anudan solitos y caprichosamente y con piel clara que puede enrojecer o coquetear con lo ictérico. De igual forma podés encontrar solos bajitos, con rasgos más gruesos, dedos cortos y gorditos, piel tostada y ojos oscuros, grandes y tristes. Como te he explicado es difícil encontrarlos porque son la versión humana del andasolo mezclados con la fiereza extraña de un Balám amenazado. Mejor tratá de encontrarlos a través de su mirada esquiva, sus hábitos autodestructivos, sus silencios prolongados, sus rabietas desmesuradas, sus soliloquios aparentemente erráticos pero principalmente los conocerás por sus formas burdas y extrañas de amar. Quieren amar, tratan amar pero no saben amar convencionalmente, se mueren por hacer feliz a su pareja sola pero les cuesta encontrar esos puntos de convergencia que pareciera que las parejas humanas supieron delimitar.
No sintás pena por los solos ellos tienen claro que su principal motivo en este extraño juego de la vida es aprender a amarse sin lastimar.
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